La huella poética de Jorge García Usta
Por Ricardo Rodríguez Vives.
El 25 de diciembre del 2005 falleció en Cartagena de Indias, de un derrame cerebral, el poeta, investigador y gestor cultural Jorge García Usta, nacido en Ciénaga de Oro, Córdoba, el 13 de enero de 1960. De forma incansable, el orense se centró en investigar las emigraciones de la Región Caribe, la tradición musical, el periodismo y la cultura popular.
El grupo de arte y literatura El Túnel, liderado por el escritor José Luis Garcés González, le rindió homenaje al poeta con la conferencia ‘Jorge García Usta, una poesía de corazón amplio’, el pasado 20 de marzo en el auditorio del área cultural del Banco de la República, en Montería. 2015 es el ‘Año de García Usta’.
En el 2015 se cumplen diez años de la muerte de Jorge García Usta y El Túnel le rinde homenaje a Jorge García Usta. ¿Qué significa para José Luis Garcés la obra del escritor orense, su prosa y su poesía?
La poesía de Jorge García Usta es de corazón amplio, como dije en la conferencia del 20 de marzo. En los poemarios Noticias desde otra orilla y Libro de las crónicas, por ejemplo, García Usta nos muestra sus admiraciones e influencias, las personas y los fenómenos que le ayudaron a forjar su mundo. Allí tienen cabida sus intereses poéticos más diversos. Sus ímpetus de lector y de observador del mundo. Por los versos de Noticias desde otra orilla (1985) pasan Jacques Prevert, Walt Withman, Edgar Lee Masters, Paul Verlaine, Simón Bolívar, Joe Louis, Heráclito, Sócrates, Esquilo, o Vanessa Redgrave. La filosofía y la vida. Son poemas sentidos y escritos desde otra orilla. Es decir, desde otra sensibilidad, desde otra mirada, distante de lo que se reclama como tradicional. Algo parecido ocurre con el Libro de las crónicas. Son libros de verso libre, de adjetivo alegre, de decirles que no se restringen. Allí parece estar Whitman con barba y todo, y algunos seres modélicos o mediáticos del siglo XX, que van desde boxeadores hasta pintores. García Usta se codea con lo popular, con lo deportivo, con lo cinematográfico, con lo filosófico. El corpus de sus conocimientos le da tema para poetizar. En el Libro de las crónicas, transcurren Pambelé y Alejo Durán, Joan Manuel Serrat y Homero, Francois Villon y Andrés Caicedo, Porfirio Barba Jacob y Luis de Góngora, Paul Klee y Chano Pozo, César Vallejo y Juan Rulfo, Paul Gauguin y Claudia Cardinale, Zuripa y Garrincha, Pessoa y ‘Mochila’ Herrera, entre otros. Como se nota, nada de lo humano le era ajeno. En el corazón poético de García Usta cabía todo. Ya fuese de estirpe intelectual o de profunda raigambre popular.
¿Cuáles son los temas y las características de la poesía de García Usta?
La poesía de García Usta se ajustaba al ritmo de su vida. No conocía el sosiego. Es un verso que no sabe de qué está hecho el descanso. Ni siquiera cuando es breve el poema. Leamos Categórico: “Sin ti,/ ni las plazas. Contigo,/ hasta sin sol”. Flecha penetrante, este es un discurso vertiginoso. Una de sus características es la contundencia y la rapidez. Su poema Charanga postmortem, por citar un ejemplo fresco, que conocimos después de su deceso, es una prueba de ello. Y lo espléndido es que el texto no sufre de exuberancia ni de fatiga. Hay en ese poema algo de boxeo, de atletismo, de viento sin bridas que desordena la quietud tradicional del follaje. Esto lo comprobamos a plenitud si analizamos dos de sus poemarios fundamentales: El reino errante y Monteadentro.
El reino errante reseña, por su parte, la trayectoria vital de la gente que abandona sus antiguas querencias, que sólo lleva “una maleta, cuatro cuerpos y memorias”, y sale rumbo a un continente desconocido, sospechando que al final de la distancia, otra mano espera, y una boca y un aire cálido hablarán de felicidad y nuevos soles.
Así, metido en los ajetreos de la aventura, un grupo de hombres deserta de un destino y empieza, con dura palabra y tensa fe, a fraguarse otro, que va a estar caracterizado por el asombro y el enigma. Con ellos, Jorge García Usta ha comenzado a ajustar cuentas con sus ancestros árabes; ha empezado a remar hacia arriba, en búsqueda de las aguas originales indagando, sin furia y con mano estética, las motivaciones fundamentales de la errancia. Es una especie de reino que va de caminata y exploración, que busca futuro sin temores y que desde 1880, en lo que a Colombia se refiere, empezó el azar y la aventura. Muchos de ellos escoraron en el Sinú. En Lorica, Sahagún y Cereté. Y allí empezaron a forjar su historia.
Hay en este lenguaje de Jorge García Usta una fuerza sedimentaria que sólo la controla la belleza. Busca y logra la claridad contundente de su discurso sin abandonar esa marca hermosa y sorpresiva que cobija la ubicación de las palabras. Pues las palabras, en este texto y en este poeta, no están hechas para mencionar, por ejemplo, los soles o la lluvia, sino para designar el lagrimeo del calor, la rápida ternura del agua o la brotación milagrosa del maíz. No son palabras para definir, sino para descubrir otra forma de crear las cosas.
¿Cuál es el libro más sinuano del escritor?
En Jorge García Usta el libro del Sinú se llama Monteadentro, obra conformada por setenta y dos poemas. Demuestra el poeta poseer el talento y la vehemencia necesarios para estructurar un trabajo de esta índole. Estos poemas surgen del cavar profundo. Proceden de Monteadentro. De la matriz genuina. De la raíz sin discusión. Comienzan donde principia el hombre, donde su entrecruzamiento de sangres explosiona en el canto. Y así, el poeta incorpora el paisaje del Sinú. El paisaje total. Con tierras y hombres. Con mujeres y agua. Con nombres propios y con apodos. Con comportamientos y memoria.
Nos narra utilizando un lenguaje que se encoña con el misterio y la belleza. Funda un lenguaje caluroso que nos permite conocernos, y el hecho de conocernos le valida su lenguaje.
Y de lo nuestro, no se atasca en el paisaje. Cierto, el paisaje es un animal vivo. Pero el poeta se va por el camino de la vida. Enfrenta a otros seres; les trae hechos y recuerdos y establece un fructífero diálogo. Porque, en forma y fondo, Monteadentro es un largo y formidable diálogo con las raíces y la sangre. Éstos no son poemas de la errancia. Son poemas de la querencia. En consecuencia, es viable mencionar que con este poemario García Usta intenta equilibrar las cuentas. Le ha cantado a sus dos sangres capitales Aquí asume una gaita para cubrir un trecho largo.
¿Qué tan cercanos fueron usted y él en el plano de la amistad?
Fui amigo de él, no su amigo íntimo. Intercambiamos cartas, lo trajimos dos veces al Festival de Literatura de Córdoba y del Caribe y me dedicó varios de sus libros. Lo mismo hice yo. En mi obra Literatura en el Sinú, tomo 2, aparece una larga entrevista, en donde cuenta hechos hasta ese día desconocidos. Entrevista que deberían leer los interesados en su trabajo intelectual.