Cuando Marx fue periodista
“Es en los periódicos, y no en sus tratados filosóficos,
donde Marx se enfrenta de manera directa al presente,
a la desigualdad, la violencia y la explotación,
y lo hace con inigualable destreza”.
Mario Espinoza Pino.
Karl Marx siempre estuvo pendulando en la cuerda resbaladiza de la paradoja y en la materia urticante de la ironía. Escudriñó y volteó al revés el régimen capitalista, pero casi toda su vida anduvo escaso de dinero y abundoso de obligaciones. Deseaba la unión y la solidaridad entre los humanos, pero le tocó con frecuencia cambiar de país y soportar calamidades diversas, desde la escasez de comida hasta la muerte de tres de sus hijos. Presionado por las circunstancias políticas y económicas, se vinculó con el periodismo escrito. Escribió artículos de fondo, que más que columnas eran estudios sólidos sobre economía, filosofía y política, los cuales derivaron años después en libros esenciales para su vida intelectual. Desde temprana edad anunció lo que su pensamiento perfilaba. Ya al terminar los estudios secundarios a los 17 años en el Gimnasio de Tréveris, lugar de su nacimiento, Marx se graduó con el trabajo intitulado: “Reflexiones de un joven al elegir profesión”, en el cual anunciaba su intención de vincularse a la problemática social de los trabajadores alemanes.
Marx finalizó los estudios superiores en la Universidad de Jena con una tesis sobre Epicuro, en la que se oponía a la visión hegeliana del pensamiento y de la historia. Se le concedió el título de doctor en filosofía en el mes de abril de 1881. Su tesis se tituló: “Diferencia entre la filosofía natural de Demócrito y Epicuro”. En ella habla admirablemente de la lucha de Epicuro contra los prejuicios y contra la superstición religiosa. Hasta hoy ese ensayo filosófico se mantiene inédito.
Marx quiso ser profesor de la Universidad de Bonn, pero la represión del gobierno prusiano, encabezado por Federico Guillermo IV, que empezó a expulsar a los profesores progresistas, lo llevó a la conclusión de que en ese centro académico no había cupo para él.
Desde abril de 1842, empezó a colaborar con la Gaceta del Rin y tuvieron tanta acogida sus artículos que seis meses después ya era nombrado redactor-jefe. Textos periodísticos titulados “Debates con motivo de la ley sobre la tala ilícita”, “La justificación de un corresponsal de Mosela” y “Debates en el sexto Landtag del Rin”, suscitaron una serie de polémicas porque Marx se apartaba del pensamiento feudal y defendía los intereses de las clases menos favorecidas. Este trabajo periodístico le hizo pensar que debía profundizar más en la teoría económica para obtener mayores logros escriturales. Es decir, Marx pasó de la visión política a la visión económica. Y allí comenzó a destacarse.
El gobierno prusiano se asustó por la acogida del periódico y por el movimiento social que empezaba a germinar en torno a él. Impuso la censura. Trató de sabotearlo de mil maneras. Y ordenó que a partir del 1° de abril de 1843 la Gaceta del Rin fuera cerrada. Viendo esta situación, Marx presentó su renuncia 14 días antes de que se produjera su clausura.
Pero los obreros alemanes no se quedaron quietos. Hubo protestas callejeras y enfrentamientos físicos con los cuerpos policiales. Dadas estas circunstancias Marx salió para París cuando finalizaba octubre de 1843. Allí visitó los barrios obreros y estableció contactos con la Liga de los Justicieros, que era una sociedad secreta de obreros y artesanos, muy a la usanza en la Francia de la época. Marx conoció a los socialistas utópicos franceses Ettiene Cabet, Pierre Leroux, Luis Blanc y Pedro José Proudhon. En esas semanas conoció y dialogó con Mijail Bakunin, quien llegaría a ser el padre del anarquismo mundial. También estableció amistad con el conocido poeta alemán Heinrich Heine, del cual sería uno de sus más fervientes admiradores. A propósito, Franz Mehring, el biógrafo del filósofo, señaló que Marx mantuvo “siempre una viva simpatía por el gremio de los poetas y una gran indulgencia para sus pequeñas debilidades”.
En estas instancias Marx profundizó los estudios en Adam Smith y David Ricardo, clásicos de la economía burguesa, a quienes no les escatimaba sus aportes intelectuales, aunque señalaba su sesgo ideológico capitalista. Leyó con interés La riqueza de las naciones, del primero, y coincidió con Smith en los conceptos básicos de valor de uso y valor de cambio aplicados al hecho mercantil.
En febrero de 1844 encontramos a Marx escribiendo artículos en los Anales franco-alemanes, que era un órgano redactado por el mismo Marx y por el revolucionario Arnoldo Ruge. En esta revista Marx publicó textos importantes como “Acerca de la cuestión hebrea” y “Contribución a la crítica de la filosofía hegeliana del derecho. Prefacio”, artículo en el cual consigna que “la misión de la filosofía avanzada consiste en convertir la lucha contra la religión en lucha contra las condiciones objetivas que la engendran, en convertir la crítica del “cielo” en crítica de la tierra”, la crítica de la religión, en crítica del derecho y la crítica de la teología en crítica de la política” (E. Stepanova, 1972).
Es de señalar que desde agosto de 1842, cuando llegó a Colonia y visitó las oficinas de la Gaceta del Rin, Federico Engels entró en contacto con Marx, del cual sería un leal compañero, iniciando ambos una amistad que no conoció envidias ni mezquindades, hasta el punto de que Engels escribió tiempos después: “Marx era un genio; los demás, a lo sumo, somos hombres de talento”.
En 1845, por solicitud de Prusia, Marx fue expulsado de París y se dirigió a Bruselas. Se iniciaría así el círculo vicioso de sus frecuentes destierros. Tres años después, en febrero, fue deportado de Bélgica y se radicó en París. Era considerado un elemento peligroso y un periodista incisivo que desentrañaba las claves de la economía capitalista e incitaba a la revuelta.
El 1° de junio de 1848 apareció la Nueva Gaceta del Rin, fundada por Marx y Engels. Este periódico tenía un subtítulo: “Órgano de la Democracia”. Marx fue designado redactor-jefe. Este medio de comunicación se hizo muy popular en toda Alemania. El periódico, además, reseñaba las acciones de los obreros en Francia, Italia, Hungría, Bohemia, Polonia, entre otros países.
A algunos socios esta actitud les disgustó, y empezaron a retirar sus acciones, y Marx tuvo que viajar a Berlín y Viena a recabar apoyo económico para mantener vigente la salida del periódico. Pese a estas dificultades, la Nueva Gaceta del Rin convocó para el 13 de septiembre de 1848 una manifestación en la Frankenplatz de Colonia.
Trece días después, precisamente, el gobierno suspendió varios medios, entre ellos la Nueva Gaceta del Rin. Los obreros, los ciudadanos y los sindicatos reaccionaron. Su protesta fue de tal envergadura, que el gobierno tuvo que retroceder, y el 12 de octubre la Nueva Gaceta del Rinvolvió a la calle, esta vez con el apoyo personal de la herencia paterna de Marx.
En las páginas del periódico, en varios apartes, Marx publicó el material que luego se convertiría en su libro Trabajo asalariado y capital. La convulsión social proseguía. Marx fue llevado a los tribunales y logró su absolución el 9 de febrero de 1849; tres meses después fue deportado y se radicó en París. El 19 de mayo de 1849 se editó en Colonia el último número de la Nueva Gaceta del Rin. Como protesta se imprimió en tinta roja y se envió un mensaje esperanzador a sus lectores. Por participar en una manifestación el 13 de junio de 1849, Marx fue convocado ante la autoridad competente y expulsado de Francia. Le tocó marcharse a Londres, de donde ya no saldría hacia otro destino.
En agosto de 1851 el periódico estadounidense New York Daily Tribunenombró a Marx como su corresponsal en Europa. En esa misión Marx trabajó casi 11 años, y su desvinculación, que perjudicó la ya debilitada economía hogareña, se dio por la crisis que produjo la guerra civil norteamericana. Marx y sus investigaciones fueron, así, conocidos en un espacio internacional más amplio. Sus textos periodísticos adquirieron nuevos lectores y nuevas proyecciones. Consignemos de pasada que sólo entre julio de 1854 y junio de 1857 escribió 27 artículos. Por toda esta nombradía, en 1858 Marx fue contratado para preparar una biografía sobre Simón Bolívar destinada al tomo III de The New American Cyclopedia, y allí, por falta de fuentes documentales serias, que no estaban en el Museo Británico donde iba todos los días a investigar, Marx comete su gran equivocación en la valoración de la lucha independentista latinoamericana, y trata a Bolívar con adjetivos lastimosos e injustos. Lo llama “canalla, cobarde, brutal y miserable”. Estos señalamientos encajan en la concepción eurocéntrica imperante en la época, cuando en el Viejo Continente se veía la independencia de América Latina como “una revuelta de pueblos salvajes contra la acción civilizatoria de la Europa colonialista”. El historiador inglés Eric Hobsbawn(1917-2012), cercano ideológicamente al alemán, aceptó que el conocimiento de Marx sobre el Nuevo Continente padeció de serias limitaciones, lo cual le recortó su universo conceptual.
Debe señalarse que a la par con su labor política y económica, Marx era un lector empedernido de Homero, Esquilo, Dante, Balzac, Heine y Cervantes. Por Shakespeare sentían todos en su casa verdadera veneración. Con sus hijos leía El canto de los Nibelungos y Las mil y una noches. Como se nota, su trabajo periodístico, que no era algo fortuito, se nutría de sólidas fuentes que le otorgaban a su conocimiento un indudable perfil analítico y a la vez humanístico. Saber que en el solo New York Daily Tribune, en algo más de dos lustros, Marx publicó 350 artículos, sin incluir los escritos por Engels o los elaborados por ambos, nos da una cifra que resalta la importancia de su trabajo como periodista e intelectual.
* Escritor, ensayista y catedrático universitario. Cuentos suyos han sido traducidos al inglés, francés, alemán y eslovaco. Director del periódico “El Túnel”. Sus dos obras más recientes son “Los trabajos del insomnio (Cuentos reunidos) y la analecta erótica “Banquete sagrado”
Excelente articulo sobre una etapa de la vida, o varias si se quiere del filósofo-economista mas importante de la humanidad de los siglos XVIII y XIX.Un relato ordenado, vigoroso, exento de emociones literarias, de las que si sabe el orgulloso Monteriano, pues se trataba de un comentario periodístico que exige la rigurosidad y veracidad de la información. Completo de principio a fín, nos enorgullece a los del » Lar querido «, que el ESPECTADOR diario de la nación haya escogido dentro de tantos colaboradores, el artículo de nuestro insigne compatriota.